martes, 10 de mayo de 2011

Fallece en Washington D.C. en Lic. Carlos Gòmez

Por Hèctor Darìo Pastora
Con gran consternación hemos recibido la noticia del deceso del

Lic. Carlos A. Gómez. acaecida el día lunes 9 de Mayo en la

Ciudad de Washington D.C.

alumno del Instituto San Francisco de Asís de Managua,

Nicaragua, institución donde inicio su magisterio dariano en

1967, año del primer centenario del nacimiento de Rubén Darío.

En su vida profesional bajo la dirección del Movimiento Mundial

Dariano, fundó el Instituto Cultural Rubén Dario de la Ciudad de

Washington D.C. donde ejerció cargos diplomáticos en el primer

periodo democrático a partir de 1991 y posteriormente en Nueva

York en la sede de las Naciones Unidas. En su carácter de

Directivo del Movimiento Mundial Dariano, se le delego para

pronunciar el discurso en la sede de la Organización de los

Estados Americanos en ocasión de la develación de un Oleo de

Rubén Darío. Presidio en nombre del Movimiento Mundial

Dariano solemnes actos en Washington, entre ellos la develación

de un oleo de Rubén Darío, obra del recordado pintor Cipriano

Orue en la Embajada de Nicaragua en Washington, actos de

juramentación del Instituto Cultura Rubén Darío del Estado de

California, condecoraciones Darianas en la sede del Museo y

intelectual nicaragüense, ex-

Archivo Rubén Darío de Leon a los egregios Darianos Dr.

Edgardo Buitrago y Don José Jirón que (q.d.e.p.) y en

Managua.en la Universidad de Ciencias Comerciales, al Poeta

Pablo Antonio Cuadra y Lolita Soriano que (q.d.e.p.)

Ciudad de Miami ostentando la representación de los Institutos

culturales Rubén Darío de Washington, Nueva York

Francisco de California, nos honro con magistrales ensayos

darianos. Además ejerció el periodismo cultural y cívico, gran

defensor de la democracia y los derechos humanos y como tal

nos lega, valiosos artículos inspirados en los Cantos de vida y

Esperanza del Panida. A la familia doliente nuestro sentido

pésame, y os despedimos amado y recordado discípulo con la

plegaria del “mínimo y dulce Francisco de Asís”: “Y muriendo en

Ti, es como nacemos a la vida eterna”

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