lunes, 9 de mayo de 2011

La orden era matar a Bin Laden, nunca capturarlo


El gran secreto de Obama desembocó en esta escena de tensión en la Casa Blanca, mientras una unidad de elite asaltaba la casa de Bin Laden y terminaba con el terrorista más temible de la Historia Era el secreto mejor guardado de Barack Obama. Nada de cuanto el presidente de Estados Unidos había hecho en los días previos hacía sospechar la inminente operación de una unidad de elite en Pakistán, con semejante objetivo. Y solo un reducido grupo de personas, reunidas en la Sala de Crisis de la Casa Blanca, escucharon esta frase el primer domingo de mayo: Tenemos contacto visual con Gerónimo. La voz era la del director de la CIA, Leon Panetta, que llegaba desde el cuartel general de la CIA al otro lado del Potomac, en Langley, Virginia. El presidente y sus más cercanos colaboradores seguían a través de una pantalla lo que sucedía a miles de kilómetros de distancia, en Pakistán. Panetta explicaba a los allí reunidos el asalto a la casa del líder de Al Qaeda, guiándoles sobre el curso de una operación que iba a suponer la consagración o el hundimiento político del presidente de Estados Unidos. La foto de un instante, dentro de los 40 minutos que duró el asalto que llevó a la muerte de Osama bin Laden y de otras personas que habitaban la casa, forma ya parte de la historia, y puede ser la obra magna del fotógrafo de la Casa Blanca, Pete Souza. La gravedad de los gestos de los presentes en aquella sala hace suponer que el momento recogido por la instantánea fue el determinante en la caza del enemigo público número 1 de Estados Unidos. Quizá se tratara del momento de su muerte a manos de las fuerzas especiales de los Navy Seals, uno de los puntos sobre los que no hay información oficial. La orden era matar La Operación Gerónimo se concibió desde el principio como una misión para matar, por mucho que las autoridades de EU insistan en declarar que Bin Laden hubiera sido capturado con vida si se hubiese rendido. Los rostros y las actitudes de los personajes fotografiados por Pete Souza en la Sala de Crisis, de la Casa Blanca, merecen un análisis. La cara del presidente Obama expresa tensión, preocupación, incertidumbre. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, se lleva la mano a la boca, ahogando un grito, reprimiendo una emoción. Dicen que el vicepresidente, Joe Biden, estuvo contando las cuentas de su rosario durante el tiempo que duró la operación. De las 13 personas que aparecen en la instantánea --se ve el codo y parte de la corbata de alguien cuyo rostro no forma parte de la historia por haber quedado fuera del encuadre-- solo una ocupa un sitio que no le estaba reservado en exclusiva. Se trata del general Marshall B. Webb, número dos del Comando Conjunto de Operaciones Especiales, el hombre cargado de medallas que ocupa la silla destinada al presidente. El equipo de la Sala de Situación Aunque en un primer momento se dijo que Obama y su equipo seguían las evoluciones de la operación en directo, en realidad atendían las explicaciones que iba facilitándoles el director de la CIA, Leon Panetta. Estas son las personas que siguieron los acontecimientos en la llamada Situation Room (Sala de Situación): 1. Joe Biden, Vicepresidente de EU. 2. Barack Obama, Presidente de EU. 3. Marshall B. 'Brad' Webb, Adjunto al Comandante en Jefe del Joint Special Operations Command (JSOC), la unidad de la que dependen los SEAL, el cuerpo de elite que efectuó el asalto. 4. Mike Mullen, Presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor. 5. Tom Donilon, asesor de Obama sobre Seguridad Nacional. 6. Bill Daley, jefe de gabinete de Obama. 7. Tony Blinken, asesor de Seguridad Nacional de Biden. 8. Audrey Tomason, Directora en la Casa Blanca de la Lucha Antiterrorista. 9. John Brennan, asesor de Interior de Obama. 10. James Clapper, Director de la Agencia Nacional de Inteligencia. 11. Denis McDonough, Adjunto al Asesor de Seguridad Nacional. 12. Hillary Clinton, Secretaria de Estado. 13. Robert Gates, Secretario de Defensa.

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